Pieza clave de toda película es el director, y no puedo empezar a citarlos, sin poner en primer plano al aclamado y controversial Stanley Kubrick.
Nació en Nueva York el 26 de julio de1928 y murió en Reino Unido el 7 de marzo de 1999; fue fotógrafo, guionista, productor, y uno de los directores más influyentes del siglo XX, caracterizado principalmente por su técnica única y precisa. Además, de sus peculiares películas como Lolita, Dr. Strangelove, 2001: A Space Odyssey, A Clockwork Orange, El resplandor, Full Metal Jacket y Spartacus, entre otras, sumando un total de 13.
Aclamado en la actualidad por adelantarse a su época, pues sus obras fueron siempre rechazadas en primera instancia, y era hasta años más tarde de su creación que las personas comenzaban a apreciarlas.
Su influencia en el cine contemporáneo es enorme y difícil de definir. Actualmente, hay una gran cantidad de libros dedicados a él, compilaciones, ensayos y documentales televisivos sobre su vida; además de ser fuente de inspiración de incontables directores de cine.
Kubrick luchó y logró el tan ansiado control total sobre sus películas, con el fin de que su visión fílmica no se viera afectada más que por lo que él entendía como coherencia artística.
Sin estudios formales de cine, participó en cada etapa de la producción de una cinta, aprendiendo las técnicas y el oficio, llegando a aportar innovadores procedimientos técnicos (efectos especiales, sistema de filmación, nuevas cámaras, focos, luces y lentes) y narrativos que permitieron a la industria avanzar.
Cabe mencionar, que sus películas no dejaban de incorporar sus propios intereses intelectuales y la reflexiones sobre el hombre y su lucha constante con su entorno, ya sea físico, social, psicológico o metafísico.
Por eso y muchas cosas más Stanley Kubrick es considerado uno de los mejores directores de cine en la historia, y que sus películas suelan ser consideradas como obras maestras del séptimo arte.
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