miércoles, 5 de diciembre de 2012

CINE EN CASA. 8 1/2 de Federico Fellini




Por: Juan Ramón Velázquez Mora (Invitado Especial)

La trama (si la hay) va así: Guido Anselmi es un prestigiado director de cine sufriendo un bloqueo creativo y problemas gástricos.  Los médicos le recomiendan un periodo de descanso en algo como un spa, adonde lo acompañan todos los que debería evitar: el equipo de rodaje completo, una amante y su esposa.  Todo transcurre mientras Guido trata de ocultar el hecho de que su creatividad parece haberse esfumado y no tiene ni la menor idea de cómo hacer la película que se supone está realizando.  Mientras todo lo presiona, se da tiempo para fantasear y mezclar deseos y reminiscencias con la vida cotidiana.  Todos bailan al final.

Antes de 8 1/2 Fellini había dirigido películas de calidad inigualable pero todavía deudoras de la generación anterior, la de sus maestros los neorrealistas.  Aunque cargadas con las preocupaciones estéticas y muchos destellos de la imaginación que después encontraría cauce libre, las películas "neorrealistas" de Fellini todavía no terminaban de destapar la botella que contenía al demonio.  8 1/2 representó el paso de un realismo que a Fellini sólo le servía como límite formal, hacia un acceso libre a las mareas del inconsciente, poniendo en imágenes un mundo interno e apariencia absurda, pero con una coherencia tan evocadora que no se me antojaría vivir en un mundo privado de sus imágenes.  La resonancia que Fellini alcanzó a partir de esta obra tiene muchas veces raíces autobiográficas.  Fellini moldeó la arcilla de su experiencia, de su memoria y de sus fantasías hasta volverla una escultura que no por ser personal pierde su alcance universal.

Las primeras veces que la vi presentía su grandeza pero no se me revelaba por completo.  Recordaba con especial emoción la secuencia final en la "nave espacial", con todos los personajes de la vida de Guido bailando con la marcha inolvidable de Nino Rota al rededor de una pista de circo.  Es una escena impactante, no importando si es la primera o la vigésima vez que uno la atestigua.  Sin embargo, la película en general me parecía confusa, extraña,barroca y hasta desesperante.  Tuve que verla una tercera vez (después de más de dos años de la última ocasión) para que se me descubriera su rotunda belleza.

No hay aspecto de 8 1/2 en donde no se note una intencionalidad por parte de su autor.  Dejando de lado los aspectos demasiado evidentes que tiene de relato autobiográfico, Fellini logra revestir con arte y oficio el núcleo vivencial y anecdótico del a historia.  Lo que importa va mucho más allá.  La película es deliberadamente barroca, deliberadamente extraña, deliberadamente confusa.  Todas los aspectos analizables son en esta cinta de Fellini un pedazo más para construir la catedral de buen gusto y maestría autoral que fue armando con paciencia de orfebre.  El arte de hacer películas alcanza un grado de sabiduría y equilibrio tan delicados que no siento que nada falte ni sobre en este ejercicio monumental de talento.

La única biografía válida para un artista es la que nos deja en su obra  Podemos distinguir el rastro de su vida interior a través de ella.  En el camino de todo creador hay nodos, puntos focales.  Hay obras que son las estrellas de la constelación, que ponen las pistas para el dibujo que le trazarán encima los críticos y los historiadores.  El casos e 8 1/2 es uno de los más claros ejemplos de obra trascendental para la historia de un creador de primera línea y, por ende, para la historia de su arte.

No hay comentarios:

Publicar un comentario