Por: Luis Felipe Moreno
Steven Spielberg nos presenta su nuevo trabajo de épicas proporciones, ahora contando la
historia de Abraham Lincoln a través de momentos claves en sus últimos 4 meses
de vida; su gobierno en tiempos de guerra, su vida personal y el proceso por el
cual tiene que batallar para lograr que se apruebe la enmienda para abolir la
esclavitud y poder reunificar a un país en medio de conflicto y tiempos
obscuros. Con 12 nominaciones al Óscar y un elenco estelar encabezado por Daniel Day-Lewis, Lincoln generó muchas
expectativas en la audiencia, ¿Pero las cumplió?
Cuando se trata de los
premios de la Academia, tengo la firme creencia de que no siempre gana la
película que más merece ganar, e incluso, gana alguna que ni siquiera es de las
3 mejores, sin embargo, poniendo a un lado las múltiples nominaciones, y las
altas expectativas que la película creó, “Lincoln” termina siendo un drama
(político en su mayoría) con algunos puntos a su favor, pero al mismo tiempo,
puntos en contra que no esperaba encontrar.
La forma en que se desarrolla
“Lincoln”, no es algo que se podría
describir como “entretenida”, ya que en muchas partes parece actuar más como un
documental sobre el proceso de lograr que una enmienda sea aprobada en Estados
Unidos, a un drama bien desarrollado sobre la vida de Lincoln, que es como
originalmente se vende la película.
Aquellos que busquen algo
político, muy descriptivo, puede que encuentren en “Lincoln” un tiempo
agradable, pero para el resto de la audiencia, más de la primer mitad de la
película se convierte en algo tedioso, confuso y aparentemente interminable. Es
seguro decir que el guión no fue pensado mucho para el público internacional, y
eso es algo que, a la larga, termina pesando mucho.
De igual manera, la falta de
concentración en la vida de Lincoln, hace que algunas escenas personales con su
esposa (Sally Field) o con su hijo
Robert (Joseph Gordon-Levitt), se
sientan forzadas e irrelevantes, pues no se le da el tiempo necesario al desarrollo
de los personajes y a sus historias para que la audiencia se involucre con
ellas. Sin embargo, a pesar de las fallas del guión, Daniel Day-Lewis, logra
levantar, en momentos, la película con una gran actuación, confirmando una vez
más, que actualmente es de los mejores y más comprometidos actores en el
negocio y de paso asegurando su tercer premio Óscar. Al igual que, Tommy Lee
Jones , quien ayuda a rescatar la película en un papel secundario actuando como
el factor cómico y con un personaje con una personalidad más desarrollada y
marcada.
En cuanto a la producción, es
claro que todo estuvo bien pensado y que definitivamente hay gente talentosa en
el crew que llevó a “Lincoln” a la vida; a pesar de el éxito en el diseño de
sets, vestuarios, arte, fotografía, “Lincoln” nunca logra integrar bien a la
audiencia debido a las grandes errores del guión, el poco desarrollo de
personajes y una dirección muy simple, plana y nada destacada de Spielberg.
La película tiene sus
momentos y escenas que brillan, y de igual forma siempre es agradable ver una
súper producción con actores de alto calibre y talento pero, a fin de cuentas,
“Lincoln” no es lo que podría haber sido y, finalmente, no se queda por mucho
tiempo en la mente o el corazón de la audiencia.
Es claro para mí, que “Lincoln”
no es la mejor película del año e incluso está lejos de serlo pero, regresando
a las nominaciones, por cuestiones políticas, todo parece indicar que podría
llevarse la estatuilla en la 85ª entrega de los Óscares. Una película que vale
la pena ver, al menos una vez, por sus puntos positivos pero, si no lo hacen,
no hay mucho de lo que se estén perdiendo.
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