miércoles, 23 de enero de 2013

Lincoln: La épica imperfecta.





















Por: Luis Felipe Moreno 

Steven Spielberg nos presenta su nuevo trabajo de épicas proporciones, ahora contando la historia de Abraham Lincoln a través de momentos claves en sus últimos 4 meses de vida; su gobierno en tiempos de guerra, su vida personal y el proceso por el cual tiene que batallar para lograr que se apruebe la enmienda para abolir la esclavitud y poder reunificar a un país en medio de conflicto y tiempos obscuros. Con 12 nominaciones al Óscar y un elenco estelar encabezado por Daniel Day-Lewis, Lincoln generó muchas expectativas en la audiencia, ¿Pero las cumplió?

Cuando se trata de los premios de la Academia, tengo la firme creencia de que no siempre gana la película que más merece ganar, e incluso, gana alguna que ni siquiera es de las 3 mejores, sin embargo, poniendo a un lado las múltiples nominaciones, y las altas expectativas que la película creó, “Lincoln” termina siendo un drama (político en su mayoría) con algunos puntos a su favor, pero al mismo tiempo, puntos en contra que no esperaba encontrar.

La forma en que se desarrolla “Lincoln”, no es algo que se podría describir como “entretenida”, ya que en muchas partes parece actuar más como un documental sobre el proceso de lograr que una enmienda sea aprobada en Estados Unidos, a un drama bien desarrollado sobre la vida de Lincoln, que es como originalmente se vende la película.

Aquellos que busquen algo político, muy descriptivo, puede que encuentren en “Lincoln” un tiempo agradable, pero para el resto de la audiencia, más de la primer mitad de la película se convierte en algo tedioso, confuso y aparentemente interminable. Es seguro decir que el guión no fue pensado mucho para el público internacional, y eso es algo que, a la larga, termina pesando mucho.

De igual manera, la falta de concentración en la vida de Lincoln, hace que algunas escenas personales con su esposa (Sally Field) o con su hijo Robert (Joseph Gordon-Levitt), se sientan forzadas e irrelevantes, pues no se le da el tiempo necesario al desarrollo de los personajes y a sus historias para que la audiencia se involucre con ellas. Sin embargo, a pesar de las fallas del guión, Daniel Day-Lewis, logra levantar, en momentos, la película con una gran actuación, confirmando una vez más, que actualmente es de los mejores y más comprometidos actores en el negocio y de paso asegurando su tercer premio Óscar. Al igual que, Tommy Lee Jones , quien ayuda a rescatar la película en un papel secundario actuando como el factor cómico y con un personaje con una personalidad más desarrollada y marcada.

En cuanto a la producción, es claro que todo estuvo bien pensado y que definitivamente hay gente talentosa en el crew que llevó a “Lincoln” a la vida; a pesar de el éxito en el diseño de sets, vestuarios, arte, fotografía, “Lincoln” nunca logra integrar bien a la audiencia debido a las grandes errores del guión, el poco desarrollo de personajes y una dirección muy simple, plana y nada destacada de Spielberg.

La película tiene sus momentos y escenas que brillan, y de igual forma siempre es agradable ver una súper producción con actores de alto calibre y talento pero, a fin de cuentas, “Lincoln” no es lo que podría haber sido y, finalmente, no se queda por mucho tiempo en la mente o el corazón de la audiencia.

Es claro para mí, que “Lincoln” no es la mejor película del año e incluso está lejos de serlo pero, regresando a las nominaciones, por cuestiones políticas, todo parece indicar que podría llevarse la estatuilla en la 85ª entrega de los Óscares. Una película que vale la pena ver, al menos una vez, por sus puntos positivos pero, si no lo hacen, no hay mucho de lo que se estén perdiendo.

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